1.1 DESARROLLO DE LA BIOLOGIA MOLECULAR
La biología molecular nace formalmente en 1953, con la publicación del modelo estructural del ácido desoxirribonucleico ADN o, de manera universal, DNA por sus siglas en inglés propuesto por James Watson, Maurice Wilkins, Rosalind Franklin y Francis Crick. En ese entonces también se fraguaba, de manera por demás importante, el concepto de que la biología obedecía a fenómenos físicos y químicos cuantificables; esto es, que la biología no era meramente una disciplina descriptiva sino también cuantitativa. Es así que el inicio de la biología molecular fue influido en gran medida por los físicos, destacando Max Delbruck, quien se dedicó a la genética después de una trayectoria en la física teórica y quien estimuló a otro físico, Erwin Schrodinger, a escribir su importante libro ¿Qué es la vida?
La biología molecular nace, asimismo, de la bioquímica. La bioquímica en sí, se gestó dentro del pensamiento cuantitativo, particularmente con la visión de que la vida se podía explicar a través de una serie de reacciones químicas, catalizadas por enzimas. Así se construyeron los grandes esquemas de las vías metabólicas que incluyen, entre otros muchos, el ciclo de Krebs, el ciclo de la urea, la cadena respiratoria, la biosíntesis de ácidos grasos, de las hormonas, y de las vitaminas y la fotosíntesis.
El desarrollo de la genética moderna, que se inició a principios del siglo xx con el reconocimiento de los trabajos de Gregor Mendel sobre la herencia, realizados varias décadas atrás, y continuado en los bacteriófagos o virus que infectan a las bacterias y en la mosca de la fruta, dio paso a nuevas preguntas sobre los mecanismos que controlan las características observables de los seres vivos, o sea, el fenotipo.
En términos de las vías metabólicas, las preguntas fundamentales eran sobre los mecanismos que las controlaban; lo cual eventualmente resultó en el estudio del control de la síntesis de las enzimas, proteínas que actúan como catalizadores químicos de cada reacción de estas vías.
Después de una serie de experimentos iníciales, se determinó que el DNA es el portador de la información que controla el fenotipo: es la sustancia química que conforma a los genes o unidades indivisibles de la herencia; esto es, el DNA constituye el genotipo. Fue entonces menester caracterizar química y físicamente al DNA.
En esencia, la biología molecular busca entender la vida a través de los complejos mecanismos por los cuales el DNA codifica y expresa las proteínas apropiadas, en las cantidades apropiadas, en los tipos celulares apropiados que determinan un fenotipo. Esta visión ha incluido posteriormente el mejor entendimiento de la estructura de las proteínas, del ANA, y de los ácidos ribonucleicos (ARN o RNA) y de su interacción con otras moléculas, ya sean proteínas, RNA, o DNA, todo lo cual también determina los diferentes fenotipos.
A este respecto, vale la pena comentar que, en ocasiones, se confunde el hecho de utilizar herramientas experimentales de la biología molecular con realizar biología molecular en toda la extensión de la palabra. La biología molecular provee una visión sobre cómo conceptualizar un fenómeno biológico, y esta visión ahora se ha extendido al estudio no sólo de genes individuales, sino a la mejor comprensión de la organización de todo el conjunto de genes de un organismo o genoma, al estudio de sus variaciones, y a las interacciones entre todos los componentes del genoma. En la actualidad, la biología molecular es de importancia central para el mejor entendimiento de las interacciones que ocurren en poblaciones de organismos, ya sea entre ellos o con el ambiente que les rodea, o ambos.
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